¿Has sufrido un accidente de tráfico? Conoce qué daños materiales se te pueden compensar y cómo reclamar la indemnización
Es probable que en más de una ocasión una persona se haya visto envuelta en un accidente de tráfico a pesar de haber respetado todas las normas. En este artículo trataremos en concreto los daños materiales. Un accidente puede generar diversos daños materiales en los bienes de las personas, tales ejemplos son el coche con el capó destrozado o los faros rotos, la bicicleta inutilizable por haber sido arrollada por un bus e incluso los accesorios que se portaban al momento del siniestro como un casco o el equipaje.
Hay usuarios que utilizan el móvil mientras conducen, otros andan despistados y pendientes de cualquier otra cosa que de conducir bien y otros simplemente no tienen ningún respeto ni prudencia por las normas viales.
Uno nunca sabe cuándo le puede tocar la mala suerte de verse involucrado en un accidente de tráfico, pues nadie sale de su casa pensando en que será colisionado o atropellado por otro usuario. Por ello, creemos que es tremendamente importante estar informado sobre la posibilidad de ser indemnizado por los daños y perjuicios de carácter material sufridos a causa del accidente y cuáles son los pasos que seguir.
Antes de empezar, recomendamos que ante la decisión de reclamar una indemnización por daños materiales se solicite ayuda profesional para efectos de contar con una asesoría jurídica que lleve adelante el reclamo y que luche hasta obtener una resolución favorable al afectado.
1. ¿Qué es una indemnización?
Para mejorar la comprensión de este artículo, es capital tener en consideración a que nos referimos cuando hacemos uso del concepto de indemnización.
Una indemnización es una cantidad de dinero equivalente o proporcional al daño causado, en este caso sobre los bienes, a una persona por otra que fue negligente en su actuar. Es decir, básicamente, es una suma de dinero que la persona que tuvo la culpa en un accidente de tráfico tiene que pagar a aquella que sufrió el daño o perjuicio.
Uno de los aspectos claves que deben tenerse en consideración al momento de exigir una indemnización es que el importe debe ser equivalente o proporcional al daño causado. La ley no constituye a la indemnización como una fuente de riqueza o ingreso, sino como una manera justa de resarcir el daño patrimonial causado a una persona por una conducta negligente de otra, mediante una suma de dinero.
En virtud de lo anterior, el monto del perjuicio debe estar totalmente determinado y fehacientemente acreditado, pues lo único reclamable es aquello de lo cual se tiene constancia verídica, por lo que no será posible reclamar una cantidad de dinero sin justificarla correctamente. Asimismo, por la misma razón es que el dinero a reclamar debe ser prudente y objetivo, no desproporcionado ni irrisorio.
2. ¿Qué son los daños materiales?
Los daños materiales corresponden al menoscabo que sufre un bien físico o tangible. Significa que dicho bien ha sufrido, producto de una alteración de su estado normal, una depreciación de su valor pues el bien ya no sirve para su uso natural y útil o, al menos, no de la manera en que debería.
Es trascedente tener en consideración que el daño material es distinto al daño que sufre la persona en sí misma por las lesiones padecidas a raíz del accidente de tráfico. Si bien, sus naturalezas son bastantes similares en cuanto al concepto objetivo, difieren en cuanto a su prueba, determinación y valoración.
Para hacer más gráfico este documento, a continuación, se representan alguno de los ejemplos más clásicos de daños materiales que suelen concurrir como consecuencia de un accidente de tráfico. Por ejemplo; en caso de estar detenido en un semáforo en rojo y el conductor de atrás no se percata de que tiene que frenar y colisiona el coche, probablemente haya un daño considerable en el maletero, parachoques y focos traseros. Todos aquellos daños deben ser reparados, suponiendo un coste extra, por lo que la indemnización abarcaría todo el coste que supuso dicha reparación.
Tal como se expresa más arriba, no solamente es el bien dañado susceptible de indemnizarse, sino que además se pueden incluir todos los accesorios de los bienes principales que fueron dañados producto del accidente. Con ello me refiero a la avería o destrucción de bienes de menor importancia que, de todas formas, tienen que incluirse en el monto de indemnización. Sería el caso del equipaje que iba dentro del coche siniestrado, el casco del motociclista afectado, el móvil destruido producto del atropello.
3. ¿Cómo probar el daño material efectivamente causado?
Esta etapa es probablemente la de mayor importancia ya que sin ser capaces de justificar el monto que se pretende no se podrá optar por ninguna indemnización.
Tal y como se explica en otros artículos publicados por nosotros, es trascendental contar con los medios probatorios que permitan acreditar el monto del daño que se pretende reclamar. Para ello, debemos tener especial cuidado en los momentos inmediatamente posteriores al siniestro, ya que es de vital importancia reunir los documentos que servirán para determinar la versión fehaciente de los hechos, que daños se produjeron y todos los detalles relativos al accidente. Estos son el parte amistoso y/o el atestado policial.
Se debe cerciorar que los daños causados al coche, moto, bicicleta o cualquier bien afectado consten detalladamente en alguno de esos documentos, pues solo así existirá certidumbre sobre lo sucedido, y servirá de base para que la aseguradora se obligue a pagar la compensación reclamada. Asimismo, se recomienda encarecidamente tomar todo registro audiovisual de los perjuicios sufridos y tomar contacto con los testigos que presenciaron el accidente.
Teniendo ya debidamente documentado y certificado que determinados bienes sufrieron daños por causa del accidente, viene la segunda parte.
Esta segunda parte se traduce, básicamente, en acreditar y justificar el valor del perjuicio, es decir, determinar exactamente el valor dinerario del bien que sufrió el daño. Esto puede revestir distintas naturalezas que se explicarán a continuación.
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Destrucción o daño parcial
Esta circunstancia se da en el caso de que el bien afectado haya solo sufrido un daño de tal manera que puede seguir funcionando. Sin embargo, el funcionamiento es imperfecto o no cumple con la función a la cual se le destina normalmente. Por ejemplo: Si producto de un accidente, una moto resulta con la llanta delantera totalmente doblada, sin que pueda rodar normalmente e imposibilita su manejo, ésta deberá ser sustituida, por lo que el coste del cambio de llanta (incluyendo el montaje) puede ser agregado al importe de indemnización.
Asimismo, una persona se puede ver enfrentada a la situación en la cual el bien, después del accidente, puede seguir funcionando perfectamente sin que haya existido un daño tal que impida su uso natural y útil. No obstante, el bien sufrió ciertos daños estéticos que generan, como consecuencia, una disminución objetiva del valor del bien. Tales son los casos de abolladuras o raspados en el rodado del coche o moto.
En esta circunstancia, la persona se ve de igual manera afectada pues la disminución de valor del bien se da exclusivamente por la concurrencia del accidente, siendo aquel tipo de daño susceptible de agregarse al importe de la compensación.
En tipos de situaciones la comprobación de la valoración de los daños generados por el accidente de tráfico es un poco más simple.
Entonces, lo que se debe hacer en estos casos es proceder a la reparación del bien, sustitución de las piezas o arreglo en general, guardando siempre todos los documentos que emanen del trámite. Es decir, se debe dejar constancia por parte del profesional a cargo de lo que específicamente se cambiará o arreglará. Junto con lo anterior, se debe detallar precisamente el monto del trabajo y, finalmente, guardar el recibo, factura que acredite que específicamente se dispuso una determinada cantidad de dinero en la reparación del bien o cambio de la pieza dañada.
Ahora bien, es trascendente tener en consideración que la indemnización vaya a ser pagada por la aseguradora del usuario que provocó el accidente. En tal caso, el coche o moto deberá ser llevado a un lugar determinado para que sea examinado por un perito y determine cuales son los daños que derivaron directamente del siniestro y el coste total por el arreglo.
Se recomienda que, además, el afectado disponga de un perito propio de confianza para efectos de que realice su propio examen y se determine que ambos exámenes calzan o son, al menos, similares en cuanto a los daños y costes, pues hay que recordar que las aseguradoras siempre buscarán pagar lo menos posible.
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Destrucción o daño total:
Otra de las situaciones a la cual una víctima puede verse enfrentada en el contexto de un accidente, consiste en que el bien afectado resulte absoluta y totalmente destruido.
Estos casos corresponden a que el nivel de destrucción es de tal magnitud que es más económico sustituir el bien por un nuevo de iguales condiciones que proceder a la reparación de este. En muchas ocasiones las aseguradoras prefieren esta solución pues así se evitan dos cosas; pagar de más y gastar una cantidad increíble de tiempo mientras se arregla el bien dañado. A su vez, al afectado también le puede convenir esta alternativa ya que así se ahorra todos los meses que suponga la reparación y dispondrá libremente de una suma de dinero la cual la puede destinar a la compra de otro coche o moto.
Este procedimiento estará determinado por una serie de estudios que realice la compañía aseguradora, la cual tendrá la decisión final si catalogar la destrucción como total y proceder al reembolso del dinero o si optará por la reparación. Esos estudios los realizan peritos profesionales que son contratados por parte de las aseguradoras.
Es importante tener en cuenta de que el reembolso del dinero será equivalente al precio mercado del bien dañado, conforme a los índices de depreciación del bien. Ahora bien, un eventual problema que pueda surgir de este tipo de compensación es que en ocasiones los contratos de seguros limitan el monto de indemnización, estableciendo una cantidad máxima a indemnizar. Por ende, son comunes los casos donde la avaluación del perito arroja un monto indemnizable superior al contratado con el responsable.
Habida cuenta de lo anterior, si se quiere optar por reclamar la diferencia restante, habría que interpelar al responsable para que, personalmente, se obligue a pagar lo que falta. El problema radica en que muchas veces se niegan a hacerlo, lo que genera, como consecuencia, la necesidad de presentar demandas e iniciar procedimientos judiciales para que resuelva un tribunal.
Por tanto, se recomienda que ante dicha posibilidad, antes de iniciar cualquier gestión ante la aseguradora o ante el responsable, se solicite ayuda profesional para ser asesorado en el desarrollo de la estrategia y, así, lograr el mejor resultado posible mediante el trabajo y gestión de abogados expertos en el tema.
4. Conclusiones:
- Cerciorarse de obtener algún documento probatorio como el parte amistoso o el atestado policial.
- Registrar audiovisualmente todos los detalles del accidente, incluyendo con máximo detalle cada uno de los daños materiales que se provocaron a raíz del evento.
- Conservar los bienes dañados, en la medida de lo posible, hasta que se pague completamente la indemnización.
- Guardar todos los certificados, informes y documentos emitidos por los profesionales que se encarguen de valorar y pericial los daños causados.
- Conservar todos los documentos de naturaleza comercial tales como facturas, recibos, transferencias bancarias, y en general todo aquello que sirva para acreditar y justificar el valor del perjuicio causado.
- Conseguir ayuda profesional de un abogado que lleve a cabo las conversaciones y negociaciones, tanto en el plano extrajudicial como ante las eventuales actuaciones judiciales que podrían derivar ante el nacimiento de conflictos que se susciten con la aseguradora o el responsable personalmente.